Me quedé bastante pillado cuando Joaquin Phoenix anunció en 2008, de repente y sin que nadie lo esperase, su retirada del mundo del cine para dedicarse a ser músico de rap. Creo que todos los que seguimos este mundo nos quedamos así porque es muy extraño que un actor joven con una carrera que no para de crecer de repente no quiera actuar más, y más aún si el motivo es dedicarse al rap, ese género musical que mucha gente se toma a coña.
Petrificados nos quedamos todos más bien cuando el bueno de Joaquin empezó a dejarse ver con un aspecto demacrado y harapiento luciendo siempre gafas de sol y con una actitud que más que de una estrella mediática parecía de un vagabundo escapado de un manicomio. Lógicamente la prensa sensacionalista y todo el mundo en general, para qué engañarnos, bombardeó con mofas al actor hasta punto de parodiarlo Ben Stiller en la mismísima ceremonia de los Oscar en febrero de 2009
Pero llega el festival de Venecia de 2010 y junto a su cuñado, Cassey Affleck, presenta el documental ‘I’m still here’ que recoge cada momento significante en la vida tanto pública como privada de este giro en su vida (o caída libre al subsuelo).